Estas son algunas de los cuadros que aún conservo. Me encanta pintar al oleo porque es como la vida del suertudo: puedo variarla y no tiene un destino marcado; puedo cometer errores, porque tiene la nobleza de esperar para que la cicatriz no se marque y por el contrario, lo puedo corregir para que quede mejor que en la planificación primera.