jueves, 29 de diciembre de 2011

EL AÑO NUEVO, UNA MELANCOLÍA DE ESPERANZAS

Personalmente estoy harta de que estas fiestas de fin de año se hayan convertido en una transacción económica a expensas de la connotación espiritual que las generó. Pero si no existieran no habría ocasión para los abrazos, los buenos deseos y encontrar a familiares que de niños supimos amar.

Si no se festejara el año nuevo mi melancolía no llegaría jamás al tope máximo. Extraño el ritual que hacían mis padres para ahuyentar a los ladrones cuando dejábamos la casa sola para ir a la fiesta de la abuela. Luces encendidas, equipo de audio al máximo, dejar al perro bien comido y en última, pagarle al familiar más necesitado de la sirvienta para que la custodie, que injusticia ahora que lo pienso!
Extraño ver las vecinas en rulos (bigudíes o ruleros) bien bañaditas, cuando horas antes se paseaban nerviosas haciendo las últimas compras en la miscelánea del barrio. Extraño mi insistencia y la de mis hermanos cuando le pedíamos a mamá que nos dejara poner  la pinta (ropa) nueva antes de tiempo para salir a fanfarronear en la cuadra.

Extraño a mi papá que venía a saludarnos con varias cervezas encima y nos daba más plata de la esperada, extraño la sensación hasta de cuando lo esperaba y no venía.

Extraño el cansancio acumulado de una semana, resultado de la limpieza general de la casa, porque según mi mamá así se exorcizaba la mala racha para recibir el año dispuesto a las bendiciones.

 Extraño la búsqueda de tarros para juntar totes, el pedir plata a los grandes para comprar lucecitas de bengala y ver como los más osados prendían las estruendosas mechas.

Extraño sentir mi envidia sana cuando veía al vecino subir en su jeep Toyota las maletas y hasta la china (muchacha) boba que tenían escondida, para ir a pasar la fiesta en la finca de Melgar. 

Todavía susurra en mi memoria la querida Radio Santafe que sintonizaba el abuelo para no perderse la cuenta regresiva y ponerse a tono con el llanto venidero, entre abrazos y besos sonaban hasta en el alma canciones como: "Yo no olvido el año viejo" o "faltan cinco pa las doce", (amo Internet porque ahora las puedo escuchar como si estuviera en la tierrita).
Extraño comer el raspado de la olla de la natilla y ser la primera en comer los buñuelos reventados que no adornaban la mesa festiva.

Ame los primero de enero por el juego de la pirinola en familia, el cumple del abuelo (la persona más extraordinaria que he conocido), el sancocho, el sabajón casero, el vino Moscazo Passito que con galletas Saltinas y mermelada repartía mi abuelo y llenaba la tarde de un aroma que aún me perdura.

Extraño mi ansiedad por las predicciones de la “bruja” de la familia (la Tía Martha) que leyendo la suerte en un huevo crudo en agua nos vaticinaba, matrimonio, fortuna y éxitos.

Extraño las veces que llore ausencias, tristezas, desencuentros y la soledad… porque en el fondo había una sensación de esperanza que a las 12 en punto había borrón y cuenta nueva.


miércoles, 28 de diciembre de 2011

¡CUIDADO! QUE TU ESPEJO NO SE ROMPA


Por lo general no leo y mucho menos reflexiono cuando me llegan a mi mail o al Facebook, esas frases hechas y  comunes que te enseñan sobre la vida, de cómo ser mejor persona, ser feliz, etc. Parecen verdaderas epístolas papales y hasta algunas se toman el atrevimiento de hablar en primera persona como si fuera el mismísimo Dios que te está hablando. Muy por el contrario me aburren y hasta me indignan por lo simplonas y obvias.  Esos PPS floripondios, con fotos  de caritas rosadas y regordetas, hadas y paisajes de ensueño parecen hechas por el fulgor de un recién converso que se iluminó de repente y quiere instruir al mundo entero.

Pero hoy recibí una de ellas y reflexioné, (quizás y sin darme cuenta la secta WEB  de los  happy people  me ha tomado entre sus filas y no me di cuenta). En fin, lavada o no de cerebro,  cito al recordado Gandhi, cuando se le preguntó sobre los factores que destruyen al ser humano y dijo: “la vida es como un espejo, es decir que la actitud que tome frente a la vida, es la misma que la vida tomará ante mí.” Y eso es simplemente Ho’oponopono.

Gandhi en escena

Es algo lógico y simple lo que nuestros ancestros, en diferentes culturas vienen predicando, pero desgracia sólo unos pocos practicando. Lo que me llama la atención es que Gandhi en otro lado del mundo explicó lo que la ancestral cultura Hawaiana ha utilizado como cura Huna:  Ho’oponopono que significa “corregir un error” o “hacer lo correcto”.
En definitiva es un método de curación  en el que se le pide a Dios, a la divinidad, a la naturaleza, al destino o en lo que se crea que purifique el origen de los problemas, es decir los recuerdos, las memorias, las impresiones que captamos de nuestro entorno. Es así como se neutraliza la energía que asociamos a determinada persona, lugar o cosa.

Para los hawaianos lo que uno ve de errado en el prójimo también existe en uno mismo. Desde ese punto de vista, todos somos uno, por tanto, toda cura es auto-cura. En la medida en que mejoro la impresión que deja en mí esa percepción del mundo, también se mejora el mundo en general. En realidad es un acto de  responsabilidad. Nadie más debe hacer ese proceso, es propio e individual.

El complemento ideal sería prevenir tal como Gandhi lo propone:   la gente es amable, si yo soy amable; que las personas están tristes, si yo estoy triste; que todos me quieren, si yo los quiero; que todos son malos, si yo los odio; que hay caras sonrientes, si yo les sonrío; que hay caras amargas, si yo estoy amargado; que el mundo está feliz, si yo soy feliz; que la gente es irascible, si yo soy irascible; que las personas son agradecidas, si yo soy agradecido!!..“

La vida es como un espejo: Si sonrío, el espejo me devuelve la sonrisa. En definitiva la actitud que tome frente a la vida, es la misma que la vida tomará ante mí.

¿Pero qué hacemos con lo que yo no produje y me afecta? Una cosa es ser responsable por lo que digo,  hago y sus efectos, pero serlo por lo que dice o hace otra persona que está en mi vida o simplemente porque me enteré de su existencia y actos es otra cosa, algo que realmente me parece injusto. Sí es indiscutible que lo que pasa a nuestro alrededor nos influye y la manera como nos afecta es nuestra responsabilidad. Pero según la teoría Ho’oponopono nuestra responsabilidad no es solamente curar las consecuencias que se generaron en mi, sino estar conscientes de que si yo curo en mi, también estoy curando el acto y su origen.

Entiendo esto como un acto de exculpación hacia el agresor, supongo que entre menos gente afecta y se replica una falta o agresión, esta se vuelve menos grave. Es como que el problema no existe sin los efectos generados en cada uno de nosotros y para cambiarlo soy yo quien lo cura a través de las consecuencias en mí, yo lo cambio a través de mi propia sanación.

Según el Dr. Ihaleakala Hew Len, uno de los más conocidos practicantes de Ho oponopono: “Basta, apenas, decir que, cuando usted quiera o desee mejorar cualquier cosa en su vida, existe solamente un lugar donde buscar: dentro de usted mismo. Y, cuando mire, hágalo con amor”. Y eso fue lo que practicó con éxito en Hospital del Estado de Hawai en un grupo de enfermos criminales ya desahuciado por la medicina y las terapias convencionales.
El Dr. Len con sólo mirar los expedientes médicos de cada enfermo y aplicando Ho’oponopono repitiendo ‘Lo siento mucho’ y ‘Te amo’, logro el “milagro”. No sólo algunos enfermos lograron reducir la violencia, la medicación, sino que algunos fueron dados de alta a pesar de los pronósticos.

Se suma Jung

En definitiva uno crea su mundo y lo varia tal y como lo propone Gandhi, el entorno nos influye lo haya afectado o no, pero uno si puede optar por influenciar ese mismo mundo de diferentes maneras y una de ellas es la propuesta por Ho oponopono.  Esto parece un verdadero juego de palabras al que se le puede añadir el concepto que acuñó Carl Gustav Jung cuando se refirió al inconsciente colectivo: contenidos psíquicos inconscientes comunes a toda la humanidad y que no tienen su origen en la experiencia individual.
Las tradiciones hawaianas, Jung, Gandhi  en definitiva hablan sobre el mismo tema: el ser humano y su gran responsabilidad en la sociedad e incluso en la historia, independientemente del tiempo, la forma y el lugar, es decir la percepción y sus efectos en mi crean un mundo, Resumiendo: yo creo al mundo.

¿Y la receta?

Por Dios hay tantas recetas para la felicidad, para sanar, vivir mejor, ser bueno, hacer potable a quien me joroba, en fin… para no fracasar prefiero la receta de la chocotorta y ya! Pero colaborando con la confusión en este caso público una más:
El Ho’oponopono y ahí va:

“En el momento que usted nota dentro de sí algo incómodo (que no sea el  huevo frito que se comió sobre la milanesa o el famoso calzón entre los cachetes) en relación a una persona, lugar, acontecimiento o cosa, inicie el proceso de limpieza y pida a Dios:
“Divinidad limpia en mí lo que está contribuyendo para este problema.”
Entonces use las frases de esta secuencia:
“Lo siento mucho. Perdóname. Te amo. Estoy agradecido”, varias veces, usted puede destacar solo alguna de ellas que le llegue mas en aquél momento y repetirla.
Deje que su intuición lo guíe. Cuando usted dice “Lo siento mucho” usted reconoce que algo (no importa saber el qué) penetró en su sistema cuerpo/mente. Usted quiere el perdón interior por lo que le trajo aquello. Al decir “Perdóname” usted no está pidiendo a Dios que le perdone, usted está pidiendo a Dios que le ayude a perdonarse. “Te amo” transmuta la energía bloqueada (que es el problema) en energía fluyendo, le vuelve a unir al Divino. “Gracias” o “Estoy agradecido” es su expresión de gratitud, su fe en que todo será resuelto para el bien mayor de todos los involucrados. A partir de este momento lo que suceda después es determinado por la Divinidad, usted puede ser inspirado a hacer alguna acción, cualquiera que sea, o no. Si continuase dudando, persista en el proceso de limpieza y después, cuando estés completamente limpio, obtendrás la respuesta.” Según lo publica Ho’oponopono - El E-Book © 2007 Crescent Ltda. editado por Al McAllister.

¡¡¡"EL QUE QUIERA SER CURADO, QUE CURE"!!!....

martes, 27 de diciembre de 2011

PACIENTES FRAGMENTADOS



Un saco de órganos ambulante, en eso se ha convertido el paciente frente a la medicina tradicional alopática. El tema se agrava cuando padece diversas enfermedades. En tal caso debe disponer de tiempo, paciencia y capacidad de coordinador entre los especialistas médicos que lo van a tratar.
 La realidad es que los pacientes deberían ser vistos por la medicina tradicional como parte integral, no como pedazos de órganos, ya que son seres físicos, psíquicos, mentales y hasta espirituales.
La distancia entre el médico y el paciente se hace cada vez mayor. Ya no se habla del señor Alberto con su problema hepático, sino del higado con cirrosis que espera en el pasillo.
Ser paciente incluye  síntomas, padecimientos físicos y mentales, además de ciertas “habilidades” que la modernidad nos trajo. Hay una metodología del “paciente exitoso” (no es lo mismo que curado) que incluye una serie aptitudes que debe adquirir en tiempo record: Telemarketer para pedir turnos, máxime si tiene una obra social que terceriza los servicios, porque es una suerte, casi de lotería, que le contesten y le den un turno antes de morir en el intento. Ser un buen cibernauta para consultar al  “Dr. Google” y tratar de no sentirse hipocondríaco después de unas cuantas horas de navegación. Grafólogo para entender la receta, traductor e interprete de la jerga médica, mediador y árbitro entre los diversos médicos especialistas que no se ponen de acuerdo en las fronteras corporales imaginarias que les competen. El paciente debe desarrollar una lógica médica en una especie de curso acelerado para advertir cuáles medicamentos se superponen para evitar verdaderos cócteles con efectos insospechados. Debe aprender a lidiar con los síntomas de sus padecimientos, la carga emotiva que se le genera, el miedo, la desinformación, las consecuencias de su enfermedad y los efectos adversos de la terapia elegida por la media docena de facultativos que sin tener una intercomunicación efectiva lo intentaran curar.
Pasado y Futuro

La ciencia médica se basa en la teoría de René Descartes (1596-1660) quien afirmó que la realidad solamente se puede comprender dividiéndola en fragmentos cada vez más pequeños.  Sobre esta línea de pensamiento se originaron las especialidades médicas con un gran avance, pero también se ha pagado un alto precio en contra de la integridad del ser humano. Se estudia cada órgano por separado del resto del cuerpo, independiente de su mente, de su sociedad, su familia, su historia y su cultura. 
La “tecnolatrìa” a la cual se refería Ernesto Sábato cada vez se hace más evidente. Está claro que los avances científicos nos darán la oportunidad de cambiar un riñon enfermo por un super organo que terminará siendo más útil que su propio dueño. “El impacto del avance científico en disciplinas como la Inteligencia Artificial, la Robótica, la Biotecnología, la Biología Sintética o la Neurociencia, traerá más cambios en los próximos 50 años de los que vivimos en los últimos 5000” Según afirma el genio economista Santiago Bilinkis.

Si se continúa en esa misma línea, en un futuro el ser humano pasará de ser una bolsa de órganos a un archivo con mapas genéticos fallados en lista de espera para ser potenciados. Los médicos serán algo así como “input device” (aparatos para ingresar datos) que a la perfección manipularan genéticamente cuerpos imperfectos sesgados según la inteligencia artificial que programe el hospital de turno. Esto producirá nuevas razas humanas con “geno-ricos” y “geno-pobres”, tal como lo describe Bilinkis.
Estamos a las puertas de los mayores avances en la biotecnología. Se superdotará al hombre al fusinarlo con las máquinas, obviamente este beneficio será para unos pocos que serán la nueva raza de los privilegiados. Sin embargo, en el mundo todavía no hay vacunas para todos y la fragmentación del cuerpo sigue perjudicando la salud integral del ser humano.
Una especialidad no justifica olvidar los principios básicos de la Medicina. Todas tienen un común denominador y todas se superponen entre sí. No existe especialidad con área cognoscitiva, psicomotora o afectiva excluyente de las demás.
Se debe reevaluar la dirección vertical de las especialidades médicas, en donde se va de una noción general a una particular. Reivindicar el verdadero valor a la medicina familiar es una prioridad, al manejarse de manera horizontal, contempla los problemas frecuentes de cada especialidad y también de los intersticios entre ellas.
LA ÚLTIMA AMAPOLA



No hay extinción masiva de plantas de amapola, eso que quede claro. Simplemente se murió mi abuela, hace casi tres años y todavía mi duelo está suspendido por la lejanía. Se murió la vieja bichera que me veía más linda que Miss Universo. La que decía “éramos tan de buena familia” y con su suspiro te hacía sentir descendiente de la realeza o la rareza, ya ni se.
Que vieja macha (valiente en colombiano)  era esa santandereana. No le tenía miedo a nada y soportó con decencia los infortunios de la vida. Desterrada de su terruño antes de hacerse señorita. Desde chiquita supo del sufrimiento y se conformó hamacándose en sus recuerdos: cuando su apellido era palabra mayor en su recordada Oiba y se enorgullecía de que la bondad de sus padres fue la causante del despilfarro de la herencia familiar, pero eso ya no importa, ya no está.  Se fue junto a su oveja que orgullosamente supo pasear en el tranvía, la rata callejera que adoptó como amiga cómplice de su soledad, el pajarito negro que desde su hombro era el centinela de sus sueños y los pichones que nadaban en los caldos medicinales del desayuno de sus chinos (niños).
                                          Abuelita Isabel, con la tía Martha y yo en el medio
                                          custodiada por estos dos ángeles que tanto amo.


Su mundo era nuestro jardín secreto. El romero y sus demás yuyos espantaban todas las pestes, sus cuentos de fantasmas buenos alejaban a los malos. Limpita de cuerpo y alma la vieja cosió edredones a mano, supo hacer sorbetes, ponche, dulce de brevas y mazamorra dulce en muchos primero de enero… pero ella ya no esta.
Esa mujer berraca siempre fue moderna, un poco reacia, no tan sociable, pero bien compinche de bichos, hijos y nietos. Crió palomas, sembró yerba buena, cedrón, rosas, cilantro y amor desinteresado en los suyos. Mi abuelita supo de guerras que se ganan, pero de las  que también se pierden.  

Doctorada en purgantes, nos dio ajos y cebolla para alejar los males conocidos y ajenos. Especialista en miradas que lo decían todo. Ella era como la flor de amapola con su toque mágico, hechizaba y traducía sueños. ¿Ahora quien me transmuta los miedos? Sólo me queda su recuerdo y esa sensación de alivio cuando en la cuna su voz inundaba de paz mi alma: -Amapoooolaaaa, lindisima amapola Será siempre mi alma tuya sola. Yo te quiero, amada niña mía, iqual que ama la flor la luz del día…-  se fue, creo, solo por un ratico (rato). Se fue la última de las verdaderas amapolas. Te amo Abuelita Isabel Galvis Duran!



Letra de la canción Amapola del español  José María Lacalle García (1860-1937)
Amapola

Amapola, lindisima amapola,
Será siempre mi alma tuya sola.
Yo te quiero, amada niña mia,
Iqual que ama la flor la luz del día.
Amapola, lindisima amapola,
No seas tan ingrata y ámame.
Amapola, amapola
Cómo puedes tú vivir tan sola.

Yo te quiero, amada niña mía.
Igual que ama la flor la luz del día.

Amapola, lindísima amapola,
No seas tan ingrata y ámame.
Amapola, amapola
Cómo puedes tú vivir tan sola.
Adjunto el Himno del pueblito de Oiba, en el departamento de Santander en Colombia,  donde nació mi amada abuelita Isabel Galvis

Oiba, Pueblito Pesebre,
hecho de luna y verdor
quizá porque eres tan chico,
te guarda mi alma mejor.

Eres bandola gigante,
entre montañas y ríos
los pájaros son tus cuerdas,
tendidas sobre el plantío.

La Mantilla de tu Samán,
empequeñece tu plaza,
bajo tu fronda cómplice,
amó y suspiro mi raza.

De ojos como dos soles
son tus mujeres morenas
airosas como el bambú,
de labios cual la verbena.

 Coro.

 La placita tiene un muñeco,
dónde está, no lo adivinas,
el que lo pisa se queda,
cautivo entre sus esquinas,

Es una bella leyenda,
de conserjas y quereres
pero el verdadero embrujo,
es la gracia de sus mujeres.
Y como la abuelita era bien santandereana se le llenaba el pecho y el orgullo cuando escuchaba esta canción del autor colombiano Jose A. Morales (1913-1978):

CAMPESINA SANTANDEREANA


Campesina Santandereana
eres mi flor de romero,
por tu amor yo vivo loco
si ni me besas me muero,
me muero porque en tus labios
tienes miel de mis cañales
que saben a lo que huelen
las rosas de mis rosales,
que saben a lo que huelen
las rosas de mis rosales.
cuando bailas la guabina
con tu camison de olan,
hay algo entre tu corpiño
que tiembla como un volcan,
es el volcan de tus senos
al ritmo de tu cintura,
campesina Santandereana
sabor de fruta madura
campesina Santandereana
sabor de fruta madura


lunes, 19 de diciembre de 2011

Tengo limado el cerebro y reconocerlo ya es mucho. Aún así me animo y pretendo derramar en esta página lo que he juntado durante años de soportarme.