martes, 27 de diciembre de 2011

PACIENTES FRAGMENTADOS



Un saco de órganos ambulante, en eso se ha convertido el paciente frente a la medicina tradicional alopática. El tema se agrava cuando padece diversas enfermedades. En tal caso debe disponer de tiempo, paciencia y capacidad de coordinador entre los especialistas médicos que lo van a tratar.
 La realidad es que los pacientes deberían ser vistos por la medicina tradicional como parte integral, no como pedazos de órganos, ya que son seres físicos, psíquicos, mentales y hasta espirituales.
La distancia entre el médico y el paciente se hace cada vez mayor. Ya no se habla del señor Alberto con su problema hepático, sino del higado con cirrosis que espera en el pasillo.
Ser paciente incluye  síntomas, padecimientos físicos y mentales, además de ciertas “habilidades” que la modernidad nos trajo. Hay una metodología del “paciente exitoso” (no es lo mismo que curado) que incluye una serie aptitudes que debe adquirir en tiempo record: Telemarketer para pedir turnos, máxime si tiene una obra social que terceriza los servicios, porque es una suerte, casi de lotería, que le contesten y le den un turno antes de morir en el intento. Ser un buen cibernauta para consultar al  “Dr. Google” y tratar de no sentirse hipocondríaco después de unas cuantas horas de navegación. Grafólogo para entender la receta, traductor e interprete de la jerga médica, mediador y árbitro entre los diversos médicos especialistas que no se ponen de acuerdo en las fronteras corporales imaginarias que les competen. El paciente debe desarrollar una lógica médica en una especie de curso acelerado para advertir cuáles medicamentos se superponen para evitar verdaderos cócteles con efectos insospechados. Debe aprender a lidiar con los síntomas de sus padecimientos, la carga emotiva que se le genera, el miedo, la desinformación, las consecuencias de su enfermedad y los efectos adversos de la terapia elegida por la media docena de facultativos que sin tener una intercomunicación efectiva lo intentaran curar.
Pasado y Futuro

La ciencia médica se basa en la teoría de René Descartes (1596-1660) quien afirmó que la realidad solamente se puede comprender dividiéndola en fragmentos cada vez más pequeños.  Sobre esta línea de pensamiento se originaron las especialidades médicas con un gran avance, pero también se ha pagado un alto precio en contra de la integridad del ser humano. Se estudia cada órgano por separado del resto del cuerpo, independiente de su mente, de su sociedad, su familia, su historia y su cultura. 
La “tecnolatrìa” a la cual se refería Ernesto Sábato cada vez se hace más evidente. Está claro que los avances científicos nos darán la oportunidad de cambiar un riñon enfermo por un super organo que terminará siendo más útil que su propio dueño. “El impacto del avance científico en disciplinas como la Inteligencia Artificial, la Robótica, la Biotecnología, la Biología Sintética o la Neurociencia, traerá más cambios en los próximos 50 años de los que vivimos en los últimos 5000” Según afirma el genio economista Santiago Bilinkis.

Si se continúa en esa misma línea, en un futuro el ser humano pasará de ser una bolsa de órganos a un archivo con mapas genéticos fallados en lista de espera para ser potenciados. Los médicos serán algo así como “input device” (aparatos para ingresar datos) que a la perfección manipularan genéticamente cuerpos imperfectos sesgados según la inteligencia artificial que programe el hospital de turno. Esto producirá nuevas razas humanas con “geno-ricos” y “geno-pobres”, tal como lo describe Bilinkis.
Estamos a las puertas de los mayores avances en la biotecnología. Se superdotará al hombre al fusinarlo con las máquinas, obviamente este beneficio será para unos pocos que serán la nueva raza de los privilegiados. Sin embargo, en el mundo todavía no hay vacunas para todos y la fragmentación del cuerpo sigue perjudicando la salud integral del ser humano.
Una especialidad no justifica olvidar los principios básicos de la Medicina. Todas tienen un común denominador y todas se superponen entre sí. No existe especialidad con área cognoscitiva, psicomotora o afectiva excluyente de las demás.
Se debe reevaluar la dirección vertical de las especialidades médicas, en donde se va de una noción general a una particular. Reivindicar el verdadero valor a la medicina familiar es una prioridad, al manejarse de manera horizontal, contempla los problemas frecuentes de cada especialidad y también de los intersticios entre ellas.

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